CUITLATLÁN
Rebelión en el PCD en contra del “niño naranja”
Fermín Alejandro García
Este martes fue un día gris para el llamado “niño naranja”, es decir, el dirigente estatal del Partido Convergencia por la Democracia (PCD) y diputado del Congreso local, José Juan Espinosa Torres, pues sufrió la rebelión de un importante grupo de consejeros de dicho instituto político, quienes evitaron que el directivo concretara la compra de conciencias para manipular la asamblea en donde se eligió la lista de candidatos a legisladores plurinominales del PCD.
Más allá del resultado de la asamblea, lo que destaca de este hecho es que Espinosa exhibió la corrupción, prepotencia y el sistema de amenazas que utiliza para mantener a raya a varios integrantes de dicha fuerza política. Eso lo lleva a buscar imponer sus intereses sin importar que ello provoque la inestabilidad del PCD.
De hecho, eso mismo hizo en el PRD, Espinosa se aprovechó de la debilidad de María Elena Cruz Gutiérrez, la presidente del partido del sol azteca, para pactar una alianza electoral que favorece al PCD, pero al mismo tiempo significó anular candidaturas de perredistas en algunos municipios en donde había posibilidades de triunfo del Partido de la Revolución Democrática.
Este martes, en la sede del PCD, sesionó el Consejo Estatal de dicho partido. El punto único de la orden del día era la elección de la lista de candidatos plurinominales que dicha fuerza política integrará a la alianza que tiene con el PRD. En el proceso de selección se anotaron dos fórmulas, una era encabezada por la ex diputada federal Carolina O’farrill y la otra, por Porfirio Loaeza, quien es edil de Tlatlauquitepec.
¿Qué estaba en juego en la selección de estas dos fórmulas? Pues que José Juan Espinosa buscaba que a toda costa ganara Carolina O’farrill, quien es una persona cercana al senador panista Rafael Moreno Valle Rosas, y el “niño naranja”, como parte de un pragmatismo sin escrúpulos, busca montarse en el proyecto del ex priista y uno de los principales aspirantes a disputar la gubernatura del estado dentro de tres años.
Luego de que se presentaron a los aspirantes y se empezó a votar, Espinosa se percató que iba a perder Carolina O’farrill, y sin que mediera un argumento válido, ordenó parar la asamblea y se dirigió a su oficina, en donde protagonizó una encerrona de hora y media con varios consejeros.
Se dice que de pronto se empezaron a ofrecer cheques –por abajo del agua– con cifras que iban de los 3 y hasta los 50 mil pesos para que algunos participantes en la reunión cambiaran el sentido de su voto.
Pese a los “cañonazos”, muchos de los consejeros se negaron a cambiar su postura.
Algunos asistentes argumentaron que ya están cansados que el PCD sea “el partido del niño naranja”, ya que lo mismo es el diputado, el presidente del Comité Directivo Estatal y quien hace todo tipo de negociaciones a nombre de esta fuerza política sin que medie algún tipo de fiscalización o contrapeso.
Cuando alguien le comentó a Espinosa Torres que la rebelión en su contra se había salido de control, el legislador empezó a mostrar desesperación y llegó al extremo de amenazar:
Si no lo apoyaban, podía anular candidaturas a ediles de municipios de donde provienen los consejeros rejegos.
Nadie le hizo caso. Pese a que Espinosa hizo todo lo posible para que la asamblea no siguiera sesionando, los consejeros contrarios a su actitud autoritaria firmaron un documento en el cual dejan constancia que son mayoría y que su voto es a favor de Porfirio Loaeza.
Dado que no había condiciones para que en la ciudad de Puebla se validara la asamblea, los consejeros rebeldes en las primeras horas de este miércoles partieron a la ciudad de México para entregar en la dirección nacional del PCD la documentación que avalaría el triunfo del presidente municipal de Tlatlauquitepec.
Lo mismo hizo Espinosa, quien buscó apoyos en la dirección nacional del PCD para que crean en sus argumentos y coloque a Carolina O’farrill.
Cuando este columnista seguía peleándose con el teclado de la computadora –es que ya se le borraron varias letras– los gritos y reclamos de los convergentes poblanos se seguían escuchando en la sede nacional del PCD.
Vaya lío provocado por la obtusa actitud del “niño naranja”.
“Partido Ignorancia Ciudadana”
El problema de que existan políticos como José Juan Espinosa, cuyo comportamiento está al margen de la ética, están provocando una degradación de la política, de la incipiente democracia mexicana.
Muchas fuerzas políticas surgieron como fuerzas emergentes ante el agotamiento de los partidos tradicionales, es decir el Partido Revolcuionario Institucional y el Partido Acción Nacional, que no han sido una alternativa de progreso para el país. Sin embargo, con la pobreza que muestran algunas agrupaciones relativamente nuevas, como el PCD, se genera un mayor desencanto.
Aunque en realidad hay cosas y personajes peores que el “niño naranja”. Uno de ellos es sin duda Luis Enrique Fernández Gasca, el candidato a presidente municipal de Puebla del recién nacido Partido Esperanza Ciudadana (PEC), que se construyó con el apoyo de la Segob.
Resulta que en una entrevista que le hizo el colega Martín Hernández Alcántara para esta casa editorial, el abanderado del PEC expresó su ignorancia acerca de cuántos habitantes tiene la capital, el número de juntas auxiliares y, obviamente, los problemas que enfrentan los pobladores de la ciudad de Puebla. Su desconocimiento del municipio que busca gobernar llega al extremo de que considera a San Miguel Canoa como una colonia de la periferia. ¡Por favor!
La irrupción de un político así es resultado de que se creó un partido, el PEC, para hacerle el juego al PRI, no para contribuir a una mejor discusión de los problemas de la ciudadanía poblana. Lo grave de todo esto es que estos yerros los financiamos los contribuyentes.
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