lunes, noviembre 05, 2007

Cagaron al vendido del niño naranja

El regaño de Montero (y otras minucias electoreras)

gar_pro@hotmail.com / Milenio Diario

Caro le salió al “Niño Naranja” haberse atrevido a cuestionar públicamente el financiamiento de las encuestas de reputadas empresas que a lo largo de la campaña se publicaron en distintos medios de comunicación –incluido éste– y que auguraron un triunfo contundente del PRI en el Congreso local.

Y es que más tardó José Juan Espinosa, dirigente estatal y diputado de Convergencia, en retar al secretario de Finanzas, Gerardo Pérez Salazar, a demostrar que no se usaron recursos públicos para subsidiarlas, que el secretario de Gobernación, Mario Montero Serrano, en llamarlo para regañarlo fuerte por sus comentarios, digamos, “políticamente incorrectos”.

Como si fuese, efectivamente, un niño que rompió intencionalmente un cristal con su pelota de colores; o peor, parte de la nómina gubernamental, el encargado de la política doméstica en el estado de Puebla le jaló a José Juan las orejas el pasado miércoles, y lo menos que le dijo es que "o se estaba quieto o se estaba".

Y que se aquieta, pues el legislador que unas veces es opositor –especialmente cuando Andrés Manuel López Obrador anda cerca de esta capital– y otras aliado incondicional del gobierno –cuando “El Peje” se aleja–, sacó de inmediato el tema de su agenda discursiva, olvidándosele de súbito aquello de las encuestas y el financiamiento y el origen que podría ser…blablabla.

¿Magia?

No, simple poder.

Poder de convencimiento.

Lo bueno es que Gobernación no se iba a meter en las elecciones, ¿verdad?

* Lo más grotesco es que José Juan Espinosa sí quedó como un hablador o un mentiroso, pues no tiene ninguno de los documentos que presumió ante los medios al hacer su denuncia.

A lo más que llega es a una copia del Presupuesto de Egresos 2007 del Ejecutivo del estado, en la que, como siempre, aparece una partida específica para gastos de “asesoría y consultoría”.

El “Niño Naranja” creyó que con eso bastaba y sobraba para “probar” que algunas de las encuestas de este proceso electoral que agoniza se pagaron con recursos del erario.

Y nada más hizo el ridículo y, como le digo, se llevó enorme regaño de Montero, pues de contratos o facturas –reinas de las pruebas–, nada de nada.

¡Qué oso!

* Pasando a otra cosa.

Dice el dicho: “Ayúdate que yo te ayudaré”.

Pero al parecer, el candidato del PAN a la alcaldía de Puebla lo desconoce por completo.

Y es que la pasada semana, en busca de culpables de su muy previsible derrota, dejó entrever que hay panistas a los cuales no les conviene su triunfo y sugirió que uno de ellos es el senador Rafael Moreno Valle, a quien, por eso, en términos reales ubicó como un “traidor” por, además, no haberlo auxiliado en su desastrosa campaña.

El caso es que la “apreciación” de Toño es por lo menos injusta.

Y por dos razones: la primera, porque una vez, sólo una vez el candidato hizo el intento de sumarlo a su campaña.

Según testigos, fue ¡por teléfono! y el día antes de su registro ante el IEE, al que de cualquier forma Moreno Valle acudió para apoyarlo y ponerse a sus órdenes. Desde ahí, jamás volvió a saber algo del abanderado. Cuando preguntó en que podía ayudar, le mandaron a decir que muchas gracias pero que en nada, pues Toño “puede solito”.

Las fuentes del PAN agregan y afirman que similar trato dio Toño a Paco Fraile y Ana Tere Aranda, quienes –aún mordiéndose los labios– sí intentaron colaborar pero también "los mandaron por un tubo".

Y la segunda: el CDE del PAN encargó a Moreno Valle un total de 60 municipios, entre ellos algunos de los más difíciles, dado que la presencia del panismo es mera anécdota, así como otros en los que la competencia con el PRI es cerradísima, como Tehuacán.

Pero en ningún momento fue comisionado para operar en la ciudad de Puebla.

Así que la responsabilidad de lo que suceda con el PAN en esta capital no recaerá en aquellos que según Toño “no ayudaron”, sino en el candidato, el pésimo “liderazgo” de Jorge Ehlinger y el malísimo, por no decir penoso, equipo de coordinadores y asesores de campaña que, ingenuos, soberbios o ambas cosas, pensaron que iban a una fiesta infantil cuando se trataba de una guerra. Cruenta y dura guerra. Como toda guerra por el poder.

* Pese a lo que dicen algunos agoreros de la judicialización del proceso electoral en curso, no han sido éstas precisamente las campañas más sucias que se recuerden en Puebla.

Hubo otras realmente asquerosas, en las que el uso y abuso de las estructuras estatal y federal se dio por igual, a la luz del día y cínicamente.

Pero en las intermedias de este año, salvo la “Operación Tinaco” y algunos otros intentos de coacción del voto –asuntos que sin duda deben investigarse y sancionarse–, la verdad es que la cosa no ha pasado a mayores y tanto PRI como PAN se han portado más o menos a la altura, sin llegar a los excesos de otros tiempos. Quizá porque ya no es tan fácil que dichos excesos pasen desapercibidos.

Aún así, de acuerdo con un reporte interno del IEE –copia del cual obtuvo el reportero–, suman 52 las denuncias presentadas formal y oficialmente ante el Instituto Electoral del Estado por los partidos contra otros partidos y alegando diversas “irregularidades” durante las campañas: 24 de ellas fueron interpuestas por el PAN y sus representantes distritales o municipales; 12 por el PRI-PVEM; 7 por el PRD-PC; 4 por Nueva Alianza; 2 por el PT; 2 por el Partido Esperanza Ciudadana, y 1 por un ciudadano.

Según el reporte, la Coalición Unidos para Ganar es el actor electoral más señalado, pues en 27 de las querellas aparecen el PRI o el PVEM como presuntos responsables.

¿Llegará la elección al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación?

Lo dudo. Mucho. Y más al ver la materia y el contenido de las denuncias: “Minucias, sólo minucias,” diría un experto.

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