martes, agosto 21, 2007

José Juan Espinosa intenta influyentismo


martes 21 de agosto de 2007
CUITLATLAN
Cayó el director del Centro Estatal de Salud Mental
Fermín Alejandro García

Ayer por la mañana, Jorge Espinosa Ávila dejó de ser director del Centro Estatal de Salud Mental de Puebla (CESM). Oficialmente se dijo que renunció. Extraoficialmente se sabe que su salida se decidió debido a la situación insostenible que se vive en ese lugar, ante el cúmulo de anomalías que ocurren que van desde represión laboral hasta carencias de insumos básicos, que el programa contra adicciones es un plagio de internet y que ejercen médicos que no son psiquiatras, entre otras tantas irregularidades.

Hace unos días el dirigente del Partido Convergencia, José Juan Espinosa, intentó abogar por Espinosa Ávila, quien es su pariente. Buscó al secretario de Salud, Roberto Morales, pero éste le manifestó que ya no era posible mantenerlo en el puesto.

Fuentes de la Secretaría de Salud indicaron que se le dio un plazo de seis meses a Jorge Espinosa para poner orden en el CESM, pero lejos de lograrlo generó un clima de enfrentamiento entre el personal médico de este centro, que incluyó una falsa acusación de violación contra el psiquiatra Evelio Díaz.

Roberto Morales como una manera de poner orden en el CESM, emitió una convocatoria para que se proponga a un nuevo director de este centro. Se inscribieron dos psiquiatras mujeres y un hombre. En los próximos días se elegirá a uno de ellos. Cuando Espinosa Ávila se enteró de ese proceso, decidió dimitir.

Dicho movimiento se da un día después de que en esta columna se narró las atrocidades que ocurren en el CESM, que incluye que el programa contra las adicciones es un plagio de textos que aparecen en internet y no tienen rigor científico.

Ayer por la noche se comunicó con este tecleador el doctor Roberto Morales. Me explicó que la salida de Jorge Espinosa es parte de un proceso de poner orden en el CESM. Es loable la actitud del funcionario. No tengo motivos para no creerle. Con el tiempo se sabrá qué tan cierta son sus palabras.

A continuación le presento la columna que ya había escrito antes de la llamada de Roberto Morales. Ahí se manifiestan algunos juicios contra el secretario de Salud que tal vez sean injustos, luego de conocerse su decisión de remover a Jorge Espinosa. Por el bien de los servicios de salud de Puebla, ojalá así sea.

Aún así existe una deuda pendiente que es resarcir los daños que sufrió Evelio Díaz una de las victimas del doctor Jorge Espinosa Ávila, cuya historia es esta:

El caso de violación que se inventó en el Centro Estatal de Salud Mental

Una muestra clara de la descomposición profesional que acontece en el Centro Estatal de Salud Mental de Puebla es lo que se vivió en abril de este año, cuando la dirección que es encabezada por Jorge Espinosa Ávila inventó un caso de violación de una paciente de 19 años, como una manera de generar un linchamiento del psiquiatra Evelio Díaz Martínez. La inocencia de este galeno ya se comprobó por parte de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y de quienes lo conocen, pues resulta que es un hombre minusválido, y con todo ello, la Secretaría de Salud (Ssa) se niega a resarcir el daño provocado.

El pasado 16 de junio de este año, la agente del Ministerio Público, María Merced Pérez Sánchez, emitió la notificación del expedientillo 02/661/2007/AES, en el cual establece que es “ocioso” ponerse a investigar al médico Evelio Díaz, ya que nunca se presentó una sola prueba del delito del que se le acusaba, iniciando por la supuesta agraviada que no declaró y que nadie nunca la oyó hacer acusación alguna. Con todo y este resolutivo, la Ssa tiene castigado al ciudadano Díaz Martínez, en un lugar de trabajo que no es propio para un minusválido.

Y lo que es peor, la Ssa tampoco nunca investigó nada. Quien se presentó ante las autoridades fue el medico acusado. Quien pidió que lo interrogaran, que se recabaran pruebas e indagara si efectivamente existió un abuso sexual en el CESM fue el agraviado que no contaba más que con el apoyo de Fernando Cuéllar, quien es integrante del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos Joel Arriaga Navarro.

La historia a detalle es la siguiente:

El doctor Evelio Díaz Martínez fue nombrado el 15 de febrero de este año como director de hospitalización del CESM. Es un psiquiatra de 41 años de edad que ha superado la adversidad, ya que de niño sufrió poliomielitis. Como secuela de ello su cuerpo no tiene punto de apoyo, el centro de gravedad no está definido. Dicho de otra manera, sus piernas están atrofiadas, no puede estar de pie y se soporta con unas muletas que se las embona en los brazos a la altura de los codos. Es una persona que con un pequeño empujón se va al suelo.

Es la fecha que no sabe en que momento cayó de la gracia del director, a quien siempre “le sacaba el trabajo adelante”. Se sabe que Jorge Espinosa tiene un comportamiento en el que siente que todo mundo le quiere hacer daño.

El 13 de abril de este año, Evelio Díaz fue citado a la oficina del director. Ahí Jorge Espinosa lo acusó de manera verbal y le entregó un documento sin membrete, ni sellos, en donde lo acusaba de cuatro faltas. Una que había abusado sexualmente de una interna del área de adicciones. Las otras presuntas anomalías es que no se sujetaba a los lineamientos del CESM y se negaba a atender pacientes. Lo irónico del caso es que quien le hacia esos señalamientos es alguien a quien ha sido acusado de faltista y de tener laborando en el centro a personas que dicen ser, pero no son psiquiatras, tal como se narró el lunes en este espacio.

La acusación consistía en que supuestamente el galeno se metió al cuarto de la joven “L”, quien tiene 19 años de edad y se droga desde los 12 años. Fingiendo una supuesta auscultación le había tocado el pubis. En esa versión nunca se explica cómo una persona que se sostiene con los brazos embonados a unas muletas pudo pararse junto a una cama, no hacer ruido, no perder el equilibrio y manosear a la paciente sin ningún problema. Y que ésta no lo hubiera derribado, ya que el psiquiatra no soporta el más mínimo empujón.

El procedimiento que existe en el Centro Estatal de Salud Mental es que si un trabajador incurre en una falta debe ser recriminado verbalmente, se le llama la atención por escrito con documentos oficiales, y se manda su caso a un comité que juzga si es pertinente turnar ante el Ministerio Público un asunto relacionado con un ilícito. Nada de eso se hizo, excepto lo de la recriminación verbal.

En esa plática del 13 de abril, sin que mediara una justificación el director del CESM suspendió a Evelio Díaz y lo puso a disposición de Mariano Casas, quien es jefe de Recursos Humanos y Desarrollo Personal de la Ssa, quien al recibir al supuesto “violador” le respondió que él no sabía nada de lo ocurrido.

Entonces lo mandó con Pedro Amando Ramos Vázquez, el director de Atención a la Salud, quien tampoco le explicó nada. Se concretó a decir: “¿¡Qué andas haciendo!? Y lo llevó con Roberto Morales.

El día que fue recibido por Roberto Morales, el caso ya se había ventilado en la prensa y se había acusado públicamente a Evelio Díaz de cometer un delito sexual.

El secretario lejos de dar una solución jurídica a lo que pasaba, se concretó a decir: “Hay que parar esto. A mí no me gusta chingar a la gente”.

Otro funcionario le dijo al acusado que la Dirección Jurídica de la Ssa investigaría y si encontraba elementos en su contra turnaría el asunto ante el Ministerio Público. Es decir, al jefe de hospitalización del Centro Estatal de Salud Mental de Puebla primero lo juzgaron, al tildarlo de violador, y luego la investigaron.

El director del CESM se presentó ante el Ministerio Público, saltándose todas las normas, y acusó a Evelio Díaz de ataques al pudor, tal como quedó asentada en la indagatoria 661/2007/AES. Y luego de eso ya nadie investigó nada.

Fue el médico ofendido el que se presentó ante la PGJ en tres ocasiones. Quien pidió que se investigara por qué lo obligaron a laborar un día de Semana Santa, que fue cuando supuestamente ocurrió la agresión contra la interna. Pero además él estuvo de guardia y nunca entró al cuarto de la paciente a hacer una auscultación, en una zona en donde hay mucha gente que se podía percatar de algo irregular. Es un área vigilada por guardias privados.

Otros colegas le dieron a conocer que la paciente había mostrado un comportamiento extraño en los días anteriores a la supuesta agresión. Por ejemplo que la habían encontrado flirteando con otro paciente. Que el director del CESM constantemente la buscaba por teléfono, algo inusual. Que la enferma manifestaba obsesivamente que debía cumplir con una orden que le había dado su madre. Nada de todos estos datos quisieron investigar funcionarios de la Ssa.

Es más, nadie sabe en qué momento la supuesta mujer ultrajada acusa al doctor Evelio Díaz ni porque nunca fue ante el Ministerio Público.

¿Desde cuándo un violador anda pidiendo a todo mundo que lo investiguen? Lo que pasó con Evelio Díaz es tan absurdo como cuando Gilberto Rincón Gallardo fue preso político bajo los cargos de usar armas de grueso calibre, cuando el hombre sufre la discapacidad de tener manos atrofiadas.

Al final de cuentas nadie aportó la más mínima prueba contra el acusado.

Un día, Pedro Ramos, el director de Atención a la Salud, tuvo el cinismo y la desfachatez de reconocer que “Solamente había sido un rumor”, pero que no pasaba nada.

¿No pasaba nada? Al doctor Evelio Díaz lo exhibieron públicamente, le quietaron su cargo y lo mandaron a trabajar a un lugar lejano de la ciudad de Puebla. Tiene que viajar en autobús para llegar a donde labora y como era de esperarse, eso ya le provocó varias caídas, que se despedazara su aparato ortopédico y se dañara la cadera. Eso sin contra con el escarnio de ser visto por sus colegas, sus pacientes, su familia y sus amigos como un depredador sexual.

Mientras tanto, Jorge Espinosa Ávila sigue en su cargo como si nada hubiera pasado, al frente de una institución que debería tener por exigencia como mínimo que quienes ahí laboren tengan salud mental.

¿Quién va a resarcir los daños sufridos por Evelio Díaz?, ¿quién le va a regresar la estima y la confianza de sus pacientes?, ¿quien le va a regresar su puesto anterior?, ¿quién le va a garantizar Jorge Espinosa Ávila no va a volver a cometer en su contra un abuso de autoridad?, ¿quién va a revisar la salud mental del director del CESM?, ¿quién va a garantizar que otro médico, trabajador o paciente del Centro Estatal de Salud Mental no va a sufrir abusos como los de Evelio Díaz?

Se supone que a Roberto Morales le tocaría encargarse de poner orden en el Centro Estatal de Salud Mental de Puebla, pero es un funcionario que no sabe como ejercer su cargo.

Esta es una historia más de abusos, de canalladas, que a diario ocurren en el estado de Puebla y el país. Es el rostro de la impunidad.

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