Dios en el Poder
Selene Ríos Andraca / Edmundo Velázquez
Nuestra diputada consentida se esfuerza diariamente para ser protagonista de esta columna y en honor a ese ímpetu les narraremos una anécdota más de la legisladora que gusta de acusar a los reporteros —entre ellos a mí— de recibir dinero para “madrearla”.
Hace tres semanas, la presidenta de la Comisión legislativa de Derechos Humanos se enteró, gracias a dos activistas, que este año sería la renovación de la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Sí que sí.
Hace tres semanas, la diputada “especialista” en el tema no tenía ni la menor idea de que en el segundo periodo de sesiones los diputados —O sea, todos esos que están sentados a su lado en el hermoso Palacio de Moriscos, ¿los ubica diputada?— tendrán que elegir a un nuevo ombudsman, o para que nos entienda, darle las gracias a José Manuel Flores Mendoza o bien reelegirlo —es decir, que se quede otro periodo de tres años al frente de la Comisión, ¿nos sigue diputada?—.
Bueno.
Ahí tienen a los dos activistas con proyectos en mano explicándole con peras y manzanas —Los palitos y las bolitas la ofenden, se le hace misógino— que el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado no ha sesionado nunca porque no ha habido quórum.
Por lo que los activistas le propusieron renovar el Consejo de la Comisión en vísperas de la designación de un nuevo ombudsman.
Ella se sorprendió:
“¿A poco ya viene la renovación?” preguntó intrigada y sorprendida.
Los dos personajes se miraron uno a otro y le detallaron que para la renovación el Congreso debe de emitir una convocatoria.
“¿Una convocatoria?” insistió nuestra querida y naranja diputada.
Tururururún (Léase como música de suspenso y muévanse los ojos de un lado a otro.)
Una vez que supo lo que era una convocatoria, O’Farril hizo la proposición más cínica del mes.
Resulta que les pidió una terna de candidatos cómodos al gobierno marinista porque “Mario Marín quiere limpiar su imagen. Yo se los presento al señor gobernador y ya él puede decidir quién será el nuevo ombudsman”.
¡Sí! La diputada le facilitó las cosas a la LVII Legislatura y delegó al mandatario la responsabilidad de designar al Presidente de la CDH, aunque la Constitución de Puebla establezca que esa es facultad exclusiva del Poder Legislativo.
Sabemos, y por eso es nuestra consentida, que ella actúa de buena fe y que lo único que quiere es que no haya fricciones entre el PRI y los panistas.
¡Ay! Diputada y luego se queja de porqué aparece en el Nacómetro de 360 Grados.
(Sin chillar, diputada.)
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